La embocadura en el saxofón

El concepto de embocadura y producción del sonido, es un aspecto muy importante de la técnica del saxofón clásico. Es el punto de unión entre el instrumento y nuestro cuerpo y su forma, junto con otras cuestiones, influye en la calidad del sonido.

Tenemos que tener en cuenta que debemos desarrollar la musculatura que tenemos alrededor de la boca, y no abusar de una alta presión de la mandíbula, transferida por el mentón, ya que esto perjudica al sonido.

De un modo muy sencillo, también hablo sobre la formación de la embocadura en la primera lección del curso de saxofón para principiantes.

La embocadura de saxofón y la producción del sonido

Para la formación de la embocadura y dependiendo del concepto de sonido que busquemos, si clásico o jazz, podemos definir la embocadura como la forma de colocar la boca en la boquilla para producir sonido.

Esta posición no es única para todas las personas debido a que la boca, labios, posición de los dientes o la cavidad oral es diferente de unos a otros. A pesar de esto, existen unas pautas básicas que podemos enumerar en 4 sencillos pasos:

  1. Proteger de forma natural los dientes de abajo metiendo un poco el labio inferior, haciendo de almohadilla. Se puede comprobar en un espejo cómo al cerrar la boca el borde del labio inferior se ve, o intuye, por debajo de la boquilla.
  2. Apoyar los dientes de arriba sobre el compensador, aproximadamente a un centímetro del borde de la boquilla, con la suficiente firmeza como para que no se resbale ni se mueva. Esta sujeción nos debe dar estabilidad con flexibilidad, pero no rigidez ni tensión.
  3. Colocar el labio de arriba bien replegado, sobre el bisel, de forma relajada. Un indicador de su buena posición es que no perdamos aire por los laterales.
  4. Poner el interior de la boca en posición de silbar o como si pronunciásemos una vocal mezcla entre la “u” y la «i». Esta posición de la lengua es importante para la producción de un buen sonido.

En cuanto a la distancia de colocación de los dientes, ésta puede variar según la morfología de cada persona y será el sonido del saxofón lo que nos indique la posición más adecuada. Si tienes la sensación de producir poco sonido, puede ser por coger poca boquilla y si por el contrario, el sonido es muy timbrado o antinatural es síntoma de que ha cogido demasiada.

La embocadura va sufriendo pequeñas variaciones a lo largo de los años de vida del saxofonista. Debemos tener una embocadura estable y flexible que no nos impida cumplir con nuestros objetivos musicales: buen sonido homogéneo, buena afinación, flexibilidad para tocar distintos instrumentos de la familia, una buena columna de aire y sobre todo, tenemos que tocar con la mayor naturalidad posible tocar sin ninguna tensión.

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El mejor indicador de que tenemos una buena embocadura será nuestro sonido (timbre, afinación, homogéneo), y si esté tiene la capacidad de adaptarse correctamente a diferentes saxofones y las exigencias técnicas. La embocadura tiene que facilitarnos la tarea interpretativa y nos tiene que permitir evolucionar.

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