Higiene básica del saxofón

Al igual que nos preocupamos por nuestra higiene personal, deberíamos de hacerlo por la de nuestro instrumento, por el cuidado del mismo.

La higiene del instrumento y la higiene personal (incluyendo los hábitos posturales, los buenos hábitos de vida saludables, etc.) se relacionan en numerables ocasiones y ambas son imprescindibles. En otro artículo hablaré sobre la estas cuestiones.

En este artículo, nos vamos a centrar en la higiene básica del saxofón, que como sabemos, es un instrumento de viento. Pero, ¿qué considero higiene del instrumento? Pues a la higiene básica del saxofón, a todos aquellos cuidados del instrumento que se ven y los que no se ven.

Nosotros, los músicos de viento, hacemos sonar el sonido gracias a una corriente de aire que producimos dentro de él. Nos metemos o nos ponemos el instrumento en nuestras manos, en nuestra boca…. Por lo tanto demos cuidar de estos aspectos.

Paso a enumerar una serie de cuestiones básicas que seguro nos permiten conseguir este objetivo de salubridad instrumental.

Higiene diaria

  1. Secado diario del instrumento: seca los restos de humedad (gran enemigo del saxofón) de dentro y fuera del instrumento con los trapos de limpieza apropiados. También el secado de zapatillas con papel absorbente. Todo esto evitará que aparezcan hongos.
  2. Higiene buco-dental: además de cepillarse los dientes a diario, hay que evitar la toma de bebidas azucaradas o alimentos cuando practicamos con nuestro instrumento, ya que el azúcar residual que contiene nuestro aire al soplar acaba en zapatillas, chimeneas, etc.
  3. Guardar los trapos secos en distintos compartimentos: separa por compartimientos los trapos del instrumento o boquilla para que la humedad no se quede donde está el instrumento. Además, mi consejo es, que mientras toquemos, saquemos los trapos fuera del estuche para aprovechar y que se sequen lo máximo posible.
  4. El instrumento en su soporte: mientras hacemos alguna descanso en la practica, no dejemos el saxofón en la funda o encima de la silla, utilicemos para eso un soporte adecuado, y así evitaremos que la humedad se extienda por las zapatillas, caiga la “baba” por las llaves, etc.

Higiene quincenal

  1. Lavar trapos de limpieza: es recomendable lavar todos trapos a 60 grados en la lavadora y secarlos bien. Hay muchos microorganismos, que crecen y no vemos, que les encanta vivir con esa humedad.
  2. Engrasar corchos o echar aceite: hay que utilizar productos apropiados y esto evitará que vayan dentro del instrumento y se produzca una concentración del mismo.

Higiene mensual

  1. Desinfectar la boquilla y lavar la boquilla: recomiendo encarecidamente este paso rociándole alcohol, o un producto específico a la boquilla para desinfectar y luego lavarla con pasta de dientes y agua en abundancia para limpiar. Nunca debemos hervir la boquilla, ¡por dios!
  2. Limpieza de cañas: podemos limpiar las cañas sumergiéndolas en un bote con agua oxigenada, y seguro que las revitaliza.

Higiene anual

  1. Llevar a un luthier para conservación: la limpieza de un luthier con productos apropiados es vital para la conservación del instrumento. Además la adecuación de las zapatillas hará que no tengamos que apretar los dedos ni tener tensiones posturales.
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